Cuando creía que estaba todo listo.
Cocinado y bien crujiente.
Cuando creía que podía sentarme,
y disfrutar de ese hermoso placer.
Cuando tenía todo servido en bandeja.
Llegó esa suave brisa,
que terminó derrochando todo,
y tirando sal donde no debía.
Para culminar, arruinando mi degustación.
Solo espero poder seguir
Cuando el viento cambie su dirección.
Eugenia.
27/junio/2011 – 17:44 hs
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