Luego de solo dormir dos horas, y después de una noche
agitada de trabajo, Camila me levanta para ir rumbo a Los Frailes.
7.30 am arriba, vamos en busca de provisiones para el día,
mucha agua, frutas y un cafecito para despertarnos antes de subir al bus.
9.10 am aproximadamente llega el bus y nos emprendemos en un
viaje sinuoso tras la montaña, y luego de 1.30 hs llegamos a destino.
Los Frailes, Parque Nacional Machalilla, llegamos con las
indicaciones previas a la entrada: ‘no fumar y juntar toda la basura y
desperdicios de comida, nada puede quedar en el lugar’. Unos metros adentro llega
la pregunta, ‘elegimos el camino corto o el camino largo’ dijo Cami, ‘Vamos por
el largo, ya estamos en el baile, bailemos’ dije. Y así fue.
Entre caminos sinuosos, cuesta arriba y de golpe abajo, nos
acompañaron varias lagartijas, pájaros y mucha mucha vegetación, todo parecía
muerto, por la falta de lluvia, pero no, según la explicación de un letrero,
los árboles solo esperan el momento de lluvia, están como quien dice ‘invernando’,
esperando su primavera. Mientras tanto los que se mantienen bien verdes y
bonitos son todos los cactus, que hay en cantidades extremas a lo largo de todo
el camino, lo que sí, solo vi dos variedades distintas.
Llegamos a la primer playa, pequeña, un poco pedregosa, con
un color de arena más oscura de lo que venía viendo, con una vista hermosa del
pueblo siguiente ‘Puerto Cayo’ y la Isla Tortuga, y muchos hermosos cangrejos.
Seguimos, volvimos a subir a la montaña, la vegetación, de
golpe llegando a la playa siguiente ya se vuelve más verde, más viva. Es más
grande y el arena ya es diferente, más suave, pero si hay más rocas, al final
de la playa, hacia arriba se ve el mirador, que parece muy cercano y fácil de
llegar, pero no!
Ahí fue donde me pregunte si realmente quería seguir camino
arriba o meter freno y ya acampar en la playa, pero no lo pensé mucho y
seguimos. Ya por ese tramo nos empezamos a encontrar con más gente, subimos,
intentando no parar para llegar más rápido.Y la caminata, el cansancio, la
falta de aire y mi rodilla explotada, realmente valieron la pena, una vista
inmensa de todo el mar y las playas que ya habíamos visitado se veían lejos y
más bellas, el aire fresco nos ayuda a despertar los sentidos, respiramos,
estiramos el cuerpo, y bajamos a la última playa, Los Frailes.
Llegamos a destino! Qué bien se siente!! Valió la pena
caminar dos horas, y quedarme sin aire en los primeros 3 pasos cuesta arriba!!
El mar es muy claro, son poquísimas olas y una tranquilidad inmensa, anclamos
lejitos de la gente ruidosa, comimos nuestras frutas y dormimos una linda
siesta. El día nos acompaño con un poco de nubes pero una linda resolana nos
dejo un tanto bronceaditas.
Para la vuelta, mis piernas decían YA NO MÁS! Así que
acudimos a la ‘MotoTaxi’ para salir del parque. Una vez afuera, un Sr muy
amable nos llevo con gusto hasta Puerto López, donde en vez de volver a
Montaña, decidimos hacer una mínima parada antes, en La
Entrada, donde se
encuentra la famosa pastelería ‘Los Dulces de Benito’. Como buenas gordas de
alma, merendamos una torta de chocolate y manjar (sin palabras) y un mocacino,
panza llena corazón contento el viaje termina, arriba del bus, camino a casa.
Eugenia.
21 agosto 2014 - Ecuador.